STAN EL TERRIBLE
En días pasados se dejó llegar el huracán Stan a tierras Veracruzanas, ¡que raro! desde los años 50’s no había sucedido, hasta ahora. Afortunadamente sólo llegó en tipo 1 y no más.
He visto mucho en las noticias los destrozos que ocasionan los huracanes y la neta no quiero vivirlos. Sin embargo en el Puerto de Veracruz las interminables y muy tupidas lluvias dejó inundaciones y por consiguiente daño a los hogares y ni que decir de los desastres en todo lo largo del propio estado y otros avecinados a éste. Mucho viento, mucha lluvia arriba y debajo de uno y aún así me tuve que ir a trabajar protegido sólo con mi paraguas de 30 pesos que protegía absolutamente nada.
¡Pánico! si se sintió cierto pánico en los habitantes, que tapa las ventanas con madera ó protéjelas con cinta, que ten tu linterna y radio, que compra comestibles enlatados y agua, etc.
Bueno, pos’ ahí fui a las compras que aconsejaba Protección Civil y cuando estaba entrando al súper comencé a divagar y a pensar. Solté la risa y me imaginé entrando en el súper corriendo como desesperado con el carrito y gritando todo lleno de pánico, mientras la gente peleándose por las latas de frijoles, las pilas, linternas, los panes Bimbo literalmente volando de mano en mano, las michas regadas por el suelo y la gente peleando en el piso por ellas.
En eso corro al pasillo de los enlatados y me subo en la gente que parece que le hacen bolita a las latas de atún, meto la mano desde lo alto hasta el fondo y entre manoseos y empujones logro sacar mis dos latitas de atún en aceite.
Me paro encima de ese mar de desesperados y las levanto hacia el cielo como un gran trofeo, de ahí corro al pasillo donde están las linternas, llego ahí y me doy cuenta que uno de los atunes es con chipotle y mis hijos no me lo perdonarán, así que regreso tempestivamente con un giro de 180° a introducirme nuevamente entre la gente que pugila en heroica batalla por los comestibles enlatados. Me detengo de golpe y pienso: -esto es caótico y desilusionante, -pues que la humanidad me perdone y la historia me absuelva pero… ¡ahí les voy! y como Sansón y la quijada de burro entre los Filisteos, me abro paso repartiendo madrazos a diestra y siniestra mientras pensaba yo creo en voz alta “atún en aceite”, “atún en aceite” porque una voz de hasta abajo me grita con una voz semiapagada: -¡sólo queda atún con trocitos de papa y zanahoria, -¡pues viene!, le grite, y ese viene se vino con mil manos que querían quitármela, me sobre puse, me erguí y recordando las nobles, dominantes, influyentes y hermosas palabras de Miguel Angel Cornejo me dije: -"Soy el mejor", -"Soy único", -"No existe otra persona como tú Enrique", -“Nadie puede arrebatar tus sueños”; su voz retumbo en mi interior y me forjó a sacar fuerzas de un cuerpo agotado por la lucha. Hasta que al final pude salir con mi atún con verduras.
De pronto, regresé a mi realidad con la dulce vocecita de una chica que anunciaba las ofertas del Miércoles de Plaza en el departamento de frutas y legumbres. Hice mis compras y afortunadamente no sucedió lo que acababa de pasar en mi esquizofrénica cabecita.
Y por ello entrego mis respetos y ofrezco un minuto de silencio a las víctimas asesinadas por Stan el Terrible.
He visto mucho en las noticias los destrozos que ocasionan los huracanes y la neta no quiero vivirlos. Sin embargo en el Puerto de Veracruz las interminables y muy tupidas lluvias dejó inundaciones y por consiguiente daño a los hogares y ni que decir de los desastres en todo lo largo del propio estado y otros avecinados a éste. Mucho viento, mucha lluvia arriba y debajo de uno y aún así me tuve que ir a trabajar protegido sólo con mi paraguas de 30 pesos que protegía absolutamente nada.
¡Pánico! si se sintió cierto pánico en los habitantes, que tapa las ventanas con madera ó protéjelas con cinta, que ten tu linterna y radio, que compra comestibles enlatados y agua, etc.
Bueno, pos’ ahí fui a las compras que aconsejaba Protección Civil y cuando estaba entrando al súper comencé a divagar y a pensar. Solté la risa y me imaginé entrando en el súper corriendo como desesperado con el carrito y gritando todo lleno de pánico, mientras la gente peleándose por las latas de frijoles, las pilas, linternas, los panes Bimbo literalmente volando de mano en mano, las michas regadas por el suelo y la gente peleando en el piso por ellas.
En eso corro al pasillo de los enlatados y me subo en la gente que parece que le hacen bolita a las latas de atún, meto la mano desde lo alto hasta el fondo y entre manoseos y empujones logro sacar mis dos latitas de atún en aceite.
Me paro encima de ese mar de desesperados y las levanto hacia el cielo como un gran trofeo, de ahí corro al pasillo donde están las linternas, llego ahí y me doy cuenta que uno de los atunes es con chipotle y mis hijos no me lo perdonarán, así que regreso tempestivamente con un giro de 180° a introducirme nuevamente entre la gente que pugila en heroica batalla por los comestibles enlatados. Me detengo de golpe y pienso: -esto es caótico y desilusionante, -pues que la humanidad me perdone y la historia me absuelva pero… ¡ahí les voy! y como Sansón y la quijada de burro entre los Filisteos, me abro paso repartiendo madrazos a diestra y siniestra mientras pensaba yo creo en voz alta “atún en aceite”, “atún en aceite” porque una voz de hasta abajo me grita con una voz semiapagada: -¡sólo queda atún con trocitos de papa y zanahoria, -¡pues viene!, le grite, y ese viene se vino con mil manos que querían quitármela, me sobre puse, me erguí y recordando las nobles, dominantes, influyentes y hermosas palabras de Miguel Angel Cornejo me dije: -"Soy el mejor", -"Soy único", -"No existe otra persona como tú Enrique", -“Nadie puede arrebatar tus sueños”; su voz retumbo en mi interior y me forjó a sacar fuerzas de un cuerpo agotado por la lucha. Hasta que al final pude salir con mi atún con verduras.
De pronto, regresé a mi realidad con la dulce vocecita de una chica que anunciaba las ofertas del Miércoles de Plaza en el departamento de frutas y legumbres. Hice mis compras y afortunadamente no sucedió lo que acababa de pasar en mi esquizofrénica cabecita.
Y por ello entrego mis respetos y ofrezco un minuto de silencio a las víctimas asesinadas por Stan el Terrible.
2 Comments:
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